Clic contra la Ansiedad y las Crisis de Pánico

Para quienes viven con ansiedad, la realidad se transforma en una fotografía borrosa, un mareo constante donde el miedo reina. Cada paso, cada interacción, se convierte en una batalla contra un enemigo invisible que amenaza con descontrolarlo todo.
En busca de ahuyentar el peligro y combatir la incertidumbre, emprender un viaje personal con cámara en mano como única arma se hace necesario. “Clic Contra el Pánico: Crónica visual sobre la ansiedad y las crisis de pánico” se convierte en un relato en imágenes, una bitácora visual del miedo y la lucha por encontrar la calma en medio del caos.

Santiago, Chile. 2022. Interior. Metro – Noche
Ante un especie de vértigo repentino, no queda otra manera de aguantar el miedo que usar las manos para aferrarse a las correas de la mochila, mientras la capucha negra del polerón oculta el rostro de los demás. El equilibrio es una lucha constante en un vagón abarrotado, donde cada elemento parece una amenaza. Una sombra de lo que se es, la vida se observa como una fotografía con un obturador lento, dejando estelas y objetos movidos, una cámara lenta fantasmal. Los pies no encuentran apoyo en el suelo y caen en el abismo. Un mareo eterno en el que la respiración profunda se convierte en un arma contra la oleada de pánico que amenaza, poco a poco, con la muerte.

La realidad es cruda y no da tregua. La lucha es constante, cada segundo, contra uno mismo, contra todos. El antagonista de esta historia: una mente que detecta un peligro inexistente. La respiración continúa, escondida en la capucha negra, los ojos se cierran. Fade a negro.


Episodios Repentinos de Miedo Intenso

Las crisis de pánico no discriminan tiempo ni lugar, irrumpiendo de forma inesperada. Se caracterizan por ser episodios repentinos de miedo intenso que generan una serie de síntomas físicos y emocionales, como palpitaciones, dificultad para respirar, mareos, sudoración, desrealización y despersonalización.

En un intento por comprender esto, acercarse a la psicología y encontrar alguna explicación se hace necesario. “Trauma y EMDR” (de varios autores) da una posible explicación. El libro describe cómo los recuerdos son imágenes flexibles en el cerebro, que se adaptan con el tiempo y se reinterpretan según nuevas experiencias y aprendizajes. Sin embargo, el trauma se asemeja a una fotografía fija, una imagen congelada en el tiempo que se imprime en la mente con una nitidez brutal. Esta rigidez mental explica por qué las víctimas pueden revivir los traumas al detalle.

Motivado por esta información, decidir iniciar un viaje personal de sanación a través de la fotografía es un camino válido.
Transformar la sensación de terror – esa imagen congelada, fija y rígida – en una que pueda moldear, tratar, flexibilizar y adaptar.

Transformación del Terror

La fotografía se convierte en un medio para transformar la experiencia del trauma, dejando de ser una imagen estática y convirtiéndola en una obra dinámica y moldeable.
Para algunas culturas, tomar una fotografía significa capturar el alma del sujeto. Inspirado por esta idea, emprender un viaje personal con la cámara como herramienta principal se hace cada vez más necesario. A través de ella, se busca exorcizar demonios internos y encontrar la sanación. Este viaje no es fácil, ya que implica revivir y resentir los traumas del pasado. Sin embargo, es un paso necesario para liberarse del dolor y recuperar, o al menos intentar, el control de la propia vida.

Vagando por la ciudad sin rumbo fijo utilizando una cámara Nikon Fm2 análoga, un lente 35mm y un obturador a ¼. Fotografías en blanco y negro con técnica de proceso cruzado, forzada en 1, 2, 3 y hasta 4 pasos de luz, creando imágenes llenas de contrastes, grano, manchas y entes. Experimentar procesos sucios, ásperos, hirientes, viscerales. Capturar demonios, otros seres, otros yos. La cámara se convierte en una herramienta para exorcizar miedos y enfrentar la muerte, actuando como un cazafantasmas que captura y libera demonios internos.

Se recorren calles por días, semanas, meses. Se busca la enfermedad: sentirla y arrancarla de las profundidades del terror. Un viaje emocional donde cada clic libera una parte del alma, exponiendo la vulnerabilidad ante la incomodidad que provocan las personas y lugares. El miedo no siempre está presente, pero la ansiedad y el pánico acecha. (Me) susurra palabras, (me) dice: “esta(mos) en peligro”. Desdobla personalidades: -¿Eres tú o yo?. (Me) confunde. Camino – caminamos – horas, días, semanas. Finalmente, se acepta, reconoce, eres yo. Mi otro yo.

A veces vuelvo. A veces (él) vuelve

Revelando en la oscuridad. El proceso de revelado casero se convierte en una catarsis dolorosa y necesaria. Se agita el tanque revelador con energía, con furia, se busca revivir miedos, resentir y revictimizarse, para finalmente, dejarlos ir. Es parte del proceso de liberación, en la calle se capturan, es hora de dejarlos ir. Plasmar la imagen fija e imborrable fuera de uno, que queden en el papel, que sean revelados a la luz. Liberarlos.

Santiago. Interior. Metro – Noche.
Ante un especie de vértigo repentino, no queda otra manera que usar mis manos para aferrarse a las correas de mi mochila, mientras la capucha negra del polerón oculta mi rostro de los demás. El equilibrio es una lucha constante en un vagón abarrotado. No siempre se logra exorcizar todo lo que hay dentro: la ansiedad y el pánico – son para mi – formas larvadas de terror.


Lee cómo la fotografía puede ayudar a combatir la ansiedad y a la salud mental, en los siguientes links:

Comparte este contenido

Publicar comentario